sábado, 14 de marzo de 2020

Gratitud



A ambos lados Francisco Sierra, de Radio Florida y Tel Pino, de la Universidad de Camagüey, también premiados. Foto de: Oriel Trujillo Vilató (mi hijo).
Al recibir hoy 14 de marzo, el Premio Rolando Ramírez por la Obra de la Vida, por supuesto, dedicado al Periodismo, por ser nuestro día, primero me di cuenta de que han pasado muchos años, y luego, irremediablemente, pensé en varias cosas; una fue la evocación a mis padres, esos que con su ejemplo y exquisita dedicación me guiaron, apoyaron y ayudaron sin límites en mis empeños, solo que no sé si les he cumplido como merecían. Mi padre, martiano y agramontino hasta la médula, estaría muy feliz, eso sí, no le he llegado ni al tobillo en la perfección de la palabra. Mi madre, consagrada, igual hasta la médula, que lo garantizaba todo para que yo —entiéndase todos en casa— conquistáramos nuestros sueños.
Sobrevino igual el sentimiento de gratitud a mi familia creada. A mi esposo y colega, Oriel Trujillo Prieto, que me apoya y entiende como nadie en mi profesión; a mis “niños” Gretel Vilató Mateo y Oriel Trujillo Vilató, porque desde que nacieron me acompañan en este barco de mi existencia y han vivido el día a día de mi carrera, y a mi otra hija: Raquel Rodríguez De Nobrega (Raquelita) con la que me ha premiado la vida e igual insiste con optimismo en que aún puedo continuar; sin olvidar a mi hermano Fefi, lector empedernido y crítico sincero.
A todos ellos, al resto de mi familia que amo, a mis compañeros del periódico Adelante por soportarme tantos años, a quienes desde el sector de la Salud Pública contribuyen a mi labor cotidiana, aunque no ha sido el único que he atendido, pero sí el de mayor tiempo y, sobre todo, a aquellos que me leen y hoy más allá de las fronteras provinciales, gracias a las nuevas tecnologías, con la inclusión de la redes sociales, por seguirme con respeto y para quienes trabajo, dedico este reconocimiento. A todos, mil gracias y a la manera de José Martí: “La gratitud, como ciertas flores, no se da en la altura, y mejor reverdece en la tierra buena de los humildes”.
Agradecida de Humberto Cid González por su foto.