Estoy segura de que mi
madre, dondequiera que esté sabrá perdonarme que hoy, su Día, se lo dedique a
Grétel, esa que he dicho en otras ocasiones entró a nuestro hogar como si
llevara el Sol encima. Y no miento. Mi hermano y Digna, su mamá, nos dieron a
esa niña el 19 de octubre de 1983. Me parece mentira, hace ya 31 años.
Cuando supe de ese embarazo
me lo cogí para mí como decimos en buen cubano. Soñaba con esa bebita y no
miento si digo que nació ¡bella! Una recién nacida que parecía pintada o hecha
a mano, con unas facciones muy bien definidas, las cejas lindas, los ojos
lindos. Al menos para todos nosotros, incluyo a mis padres, era la niña
perfecta.
Fueron pasando los días y me
creí que Grétel era mía, lo creía de veras. Si enfermaba yo no dormía, si
lloraba me despertaba, como le sucede a una madre. Así fue pasando el tiempo,
vivíamos juntos todos, como “tres en un zapato”, y cuando tuve la posibilidad
de tener mi casa la traje conmigo.
Salíamos a cualquier parte y
Grétel era nuestra relacionista pública. Se paraba, hacía amistades y venía y
nos las presentaba, parecía una persona mayor. Si comíamos en un restaurante se
nos adelantaba y le decía a las personas antes de comenzar: ¿Gustan? Si la
llevábamos a un cumpleaños no entraba en la piñata para cuidarse la ropa y los
zapatos. Era y es, por supuesto, un encanto.
En la casa se hacía sentir a
cada minuto. No caminaba, corría con sus chancleticas de andar, comía de todo y le gustaba que su tío le sirviera porque yo
echaba muy poco. ¡Ah! Y que él le cocinara, lo prefería como no boba al fin y
al cabo. Así y todo se mantuvo bien flaquita por muchos años.
La enseñé a que su naricita
era mía, sus ojitos eran míos, y todo era mío, la dormía dándole paupaíto, y la protegía mucho. La verdad
que fue una niña muy querida por todos, tenía el ángel de atraer. Nunca reclamó
nada en la calle, nunca pidió le compraran lo que no se podía.
Cuando salí embarazada
hablaba con su hermanito, le decía cosas muy lindas, me cuidaba en la calle
para que no tropezara y lo quiso siempre, solo que cuando lo traje a casa
recién nacido ella se aburría porque él dormía mucho, se había hecho la idea
que podría jugar con él enseguida. Eso la decepcionó un poco, solo tenía cinco
añitos y había que explicarle, fue una época de hablarle mucho, mucho.
A la hora de amamantarlo ella
se ponía un poquitín celosita. Me decía que quería meterse en mi barriga. Si yo
lloraba porque el niño lo hacía, ella también, formábamos un buen trío de
llanto hasta que mi madre me llamó a la reflexión y me dijo: “Al niño no le
pasa nada preocupante y vas a enfermar a Grétel”.
Transcurría el tiempo y
Orielito no dijo ni papá ni mamá como sus primeras palabras, dijo: Tete, así la
llamaba, era su gran amor. Aprendieron a crecer junticos, a quererse, a jugar
como dos hermanitos. Como todos los niños hacían sus maldades, se tapaban uno al otro y se “metieron” a
los abuelos en un bolsillo, como decimos por aquí.
Eso de correr y las
chancleticas me trae a la memoria épocas muy difíciles, cuando en los años ’90
del siglo pasado no podíamos comprar absolutamente nada porque no había ni
artículos ni dinero que alcanzara y como me pasaba la vida corrigiéndolos a los
dos para que cuidaran, ya Orielito le decía: Grétel, no corras, cuida las
chancletas, no hay más. Si no hubiera sido por lo serio del problema nos
hubiéramos reído a carcajadas.
Grétel creció, vive en la
capital y tiene a su adorado Danielito de seis años, ese que más pequeñín me
decía: “Te amo”, o “I love you”. Pienso que nos quiera igual o más porque
cuando uno tiene hijos valora más a los padres, los entiende más. Nos llamamos
y estamos al tanto la una de la otra. Es sentimental y ya hasta me pelea cuando
el teléfono está ocupado y no puede comunicarse. Pero todo eso termina con el
sentimiento del amor, del verdadero, ese que surge espontáneamente de padres a
hijos y viceversa. Ahora, poco después de las 12 de la noche recibo su mensaje:
“Te amo Titi, que pases un día especial”; y creo que nunca olvide algo, siempre
le dije: “Eres mi tesoro”, y lo es, solo que desde hace 26 años tengo dos. Ella
fue el primero.
Amiga, ando en busca de palabras… Pero, qué palabras encontrar merecedoras de comentar en artículo tan conmovedor y lleno de vida como este??????? Es encantador esto que escribes y créeme, tanto como lo han llegado a ser esos dos tesoros que llegaron para cambiarlo todo. Un abrazo re grande… que tengas un maravilloso día.
ResponderEliminarAdanys, mil gracias, como siempre, eres un amor de persona. Sí, esos dos tesoros cambiaron mi vida y cuánto, no eres capaz de imaginarlo, otro abrazo re-grande para ti y también que tengas un maravilloso día. Por aquí anda medio nublado!!!!
EliminarAmigos de Facebook y de Twitter han comentado. A todos, gracias por entrar, leer y dejar sus huellas por donde sea, mis cariños!!!!
ResponderEliminarhello!!!! bello!!! conmovedor, cronica de amor del bueno del q nunca nos traiciona, del amor q nada ni nadie es capaz de subplantar ni hurtar, pero no solo es sentir ese sentimiento amiga es tu gran profecionalismo al escribir q lo haces con tanto amor y mas cuando de tu linda familia se trata, recreas las palabras exactas con la pincelada de emocion inmensa del amor por los hijos y la familia, es eso lo q t hace una gran madre y la gran hija q fuiste, en este dia tan hermoso para toda aquella mujer q se siente digna y afortunada por ser madre, te deseo todo lo mas bello y grande y sabes q es? pues q tus hijos gretell y orielito sean capaces de amarte y demostarte ese amor reciproco a ti,aunque tarde pero sabes q soy tu fiel admiradora como periodista y no dejo de seguir tus trabajos aunque no escriba una palabra las guardo para cuando el tiempo me lo permita, asi q siempre estare unas veces en tiempo otras tarde como ahora pero segura,,,, un enorme abrazo amiga y un lindo aburrrrrr camagueyano
ResponderEliminarEspe amiga, qué lindo eso!!!! Es que son cosas salidas del corazón y no del cerebro, ja ja ja.
ResponderEliminarEstos dos tesoros que me dio la vida me cambiaron y en mucho. Desde el mismo día del nacimiento de ambos más nunca he dormido igual, esa es la realidad y para bien ha sido; son como mis calmantes ante cualquier incertidumbre, preocupación, en fin, sin dejar de lado que a veces son también mis procupaciones, solo que las resolvemos juntos y eso es lindo.
¿Que me quieran y correspondan? Eso lo dejo al tiempo y a la vida misma. Sabes, porque eres madre y de las buenas, que una ofrece sin nada a cambio, he ahí el secreto.
Gracias mil por tus elogios y nunca es tarde para las felicitaciones y los buenos deseos. Feliz término de domingo y te deseo lo mejor a ti y a los tuyos, otro abrazo y un besito para ti, con mi abur de siempre!!!!!!!!!!!