Busco algo y me encuentro con parte de mi pasado, un pasado lindo, de ese que me gusta recordar y comparto, máxime a estas alturas en que las comunicaciones han dado un vuelco entonces impensado y que me ha hecho comparar lo real maravilloso de este mundo.
Corría el año 1967 y yo con mis cortos trece años tuve que separarme —como
el resto de la familia— por un tiempito
(como decimos por aquí), aunque no muy largo, de mi padre. Él por cuestiones de
trabajo fue a La Habana y desde ese hotel que tanto le gustaba y nos gustaba,
el Nacional, escribía y recibía la correspondencia que luego guardó con celo y
hoy cuido.
Aquellas cartas, demoradas a veces, perdidas otras,
pero siempre con un embrujo especial a su llegada, las abría con ansiedad, esas
y otras de mi tía
Llilla, primero de La
Habana, luego de un poco más lejos —España—, pero todas con un lenguaje
sincero y de infinito amor.
Ahora les aclaro que esas palabras eran para ofrecerle tranquilidad.
Joaquincito es un primo y su amigo, un joven de 20 años que me enamoraba, acto
al que le decíamos ‘descargar’, y esa fue la vez primera que mi padre se
preocupaba por estos menesteres, él me decía: ¿Qué busca un hombre de 20 años
contigo si nada tienen en común?, y yo que no sentía la más mínima atracción
por esa persona, mas nunca callé lo que pensaba, le ripostaba: “Por eso no
Pipo, porque tú le llevas 20 años a Mima” y él raudo y veloz alegaba: “Tu mamá
ya era una mujer cuando empezamos el noviazgo y tú aún eres una niña”. Verdad y
razón que convencían y convencen.
Por estos días se las enseño a mi hijo para que sepa, de mi puño y letra,
cómo era la comunicación con mi padre a quien quise Mucho, mucho, mucho,
y demuestro así que, papeles son papales, cartas son cartas, no son falsas como
las palabras de los hombres —según la canción y algo en lo que tampoco creo— Él
y yo conversábamos de todo, no recuerdo alguna excepción.
Si todo aquello hubiese ocurrido con las nuevas tecnologías quizá ni el
recuerdo quedara, menos aún las escrituras.
Se me antoja que de esa manera sí habríamos sabido más a menudo el uno del
otro y hasta en tiempo real, ¿el texto? tal vez sería este: “Pipo, estamos
bien, ¿y tú?, bsitos, TQM y punto, y peor que eso ya estaría en la papelera de
reciclaje o eliminado; sin embargo, ahora puedo leer mi despedida:
“En esta carta te mando mil millones de besos y cariños, Cuqui”.
Sugiero a quienes mantienen correspondencia, sea cual sea el método, con
alguien que les importe, que esto les sirva de experiencia, piensen en el
futuro que es ahorita y atesoren sus memorias para al llegar la desmemoria
puedan recordar lo verdaderamente digno de ser recordado.
Mi hijo no leerá mis cartas. Ahora solo recibe
mensajes: ¿Dónde estás?, ¿Demoras?, y él responde: “Voy en camino”; los besitos
correspondientes, en abreviatura —bsitos— y el te quiero mucho así TQM para que
nos cueste menos, ¡qué pena!, ¿Cómo podrá decirle a sus futuros hijos?, porque
esa magia de las cartas, no será tan mágica como para recuperarla y por siempre
quedará perdida.
Sí amiga mía, la magia de las cartas vía Correo Postal es insuperable, hasta tienen un olor diferente, !!Que bello!!! recordar cosas como estas.... Gracias
ResponderEliminarAna, amiga mía: Tienes razón. Aparte de un olor característico, se van poniendo medio amarillas, como cantaba magistralmente Nino Bravo, a él le hubiera sido imposible encontrar lo que quería al decir: Y busqué entre tus cartas amarillas/mil te quiero, mil caricias/y una flor que entre dos hojas/se durmió...
ResponderEliminarGracias a ti por entrar, leer y ocupar parte de tu tiempo en comentar. Gracias!!!!!!
Con la anuencia de varios amigos que dejaron sus comentarios en Facebook, porque por razones que desconozco se les hace difícil colocarlos aquí, los traigo y así queda constancia de sus opiniones, todas las que agradezco infinitamente.
ResponderEliminarAquí comienzo con mi amigo querido Alex Alfonso, quien dijo: Bello como todo lo que escribes un fuerte abrazo mi querida amiga de siempre
También con su consentimiento, aquí coloco el comentario de mi amiga María Elena Rangel M: Bien bella tu reflexion!!!!!! Un abrazote
ResponderEliminarPor su parte, Ruben Dario Martinez dijo: Tremenda enseñanza. Muy lindo . Te felicito Cuqui !!!!
ResponderEliminarMi amigo de la infancia, Rafael López Cosío, escribió: Cuqui, este testimonio es algo maravilloso, leerlo me ha conmovido mucho. Que lindo que guardes ese recuerdo de tu papá
ResponderEliminarEsos pasajes de la vida son muy bellos. Quien no lo asimile así es un o una insensible. Creo que las cartas no deben pasar al olvido, constituyen tesoros insuperables. Sigue así que vas muy bien y vas a dejar --de hecho ya-- una obra de consulta para quienes escriben y máxime si abrigan el magisterio del periodismo. Enrique Atiénzar Rivero
ResponderEliminarAtiénzar, amigo: Tienes razón, pero ¿qué hacer para retomar las cartas?, no tengo la menor idea. Eso de dejar una obra de consulta ya es diferente, son palabras mayores, eso sí, al menos un aporte en pos de las buenas costumbres y valores que no siempre se mantienen. Gracias, sobre todo, por entrar y leer.
EliminarMi amigo Andrés me dijo: adelante, para que colocara su comentario de FB aquí. Él escribió: Andres Moran Landin Cada dia se vive con mas apuro y se recuerda menos. Maravillosas cartas. Nuestro pasado en nuestras manos.
ResponderEliminarRecién acabo de leerte amiga y como siempre te las ingenias para conmoverme con tus palabras. Ahora tanto… como para dejarme sin habla mientras aprecio cuando se va perdiendo con el de cursar de los días… en donde hasta las palabras se escriben a medias y los deseos de oler tinta y grafitis en papel dejen de existir... Saludos... que tengas un lindo día...
Adanys, amigo mío: Ya te había extrañado, siempre te digo que me has malacostumbrado, cuando no veo el aire de tu-mi Mar me preocupo.
EliminarEs así, el cambio ha sido abismal, en buena parte para bien, de lo contrario, fíjate, tú y yo no sabríamos el uno del otro, ¿qué te parece?; sin embargo, ¿qué quedará para la historia? No lo sé. También deseo un lindo día para ti...
No te preocupes amiga... ya mañana pienso airear un poco la orilla de esa –muy- nuestra mar... tuya y mía o bien mía y tuya... que como bien dicen no es lo mismo pero es igual. No es menos cierto que cada cambio surge en el mejor de los casos en beneficio propio de la humanidad. Salvo que en algunos… lamentablemente los que tienden a abundar, los principios escasean... los sentimientos se economizan y las historias terminan lamentablemente en un rinconcito a donde puede que bien ni el sol llegue. Pero si... le termino de igual modo agradeciendo a la tecnología por este encuentro que pudiese no haber tenido lugar en ausencia del ciberespacio.
EliminarQué buena noticia amigo, ese aire hace mucha falta y, por suerte, nosotros no economizamos los sentimientos y sacamos algunas de nuestras historias para que el sol les dé y el fresquito de tu-mi Mar también. Por supuesto, agradezco a la tecnología por nuestro encuentro. Mis cariños y pasa un lindo día...
EliminarMipri muy Lindo y sentimental tu comentario, como siempre ADMIRO tu OBRA por preservar lo bueno que atesoramos atravez de nuestras relaciones familiares, que es el legado que nos dejaron nuestros padres, mil gracias por sacar a la Luz tus memorias, que nos hacen REFLEXIONAR y a pesar de todo Gracias tambien a la nueva tecnologia que nos podemos comunicar con el mundo entero, tu Primita que te quiere mucho.
EliminarLily
Mipri, al fin lo lograste. Tienes razón, reflexionamos y a la vez aplaudimos las nuevas tecnologías, es una dicotomía de la vida, pues no tendremos una memoria histórica, pero nos comunicamos rápido y a menudo.
EliminarTe agradezco esa admiración que es mutua, te quiero mucho, mis besitos...