Esa
arteria de la ciudad de Camagüey que es la calle Maceo significa para mí algo
especial. Me atrevo a asegurar que muchos la recordamos como si fuera nuestra,
estemos donde estemos, incluso, incluyo a los de una generación un poquito más
atrás de la mía.
¿Cuántos
recuerdos?, ¿cuánta alegría? Y por qué no, ¿cuántos nervios?
Aquellos
años en que estudiábamos en la Secundaria
Básica y luego en el Instituto Preuniversitario del Casino,
como le decíamos, fueron exclusivos como la juventud misma, esa que, creo, se
nos ha ido demasiado rápido.
Salíamos
de las clases y nos dábamos esa vueltecita
tan necesaria para socializar con nuestros pares. ¿La merienda?, creo era
el mejor de los pretextos. Teníamos un Coppelia con unos helados como para
chuparse los dedos, sobre todo en mi caso, si era de chocolate.
Hago
la salvedad de que como todo camagüeyano de pura cepa, me disgusté cuando
cambiaron el Ten Cent por la
heladería, pero luego fuimos acostumbrándonos de tal manera, que cuando llegaba
una alumna vestida con el uniforme de Pre,
que identificaba el año que cursaba con rayitas blancas, el resto de la cola
sabía que esperaría un montón, pues nos
atraíamos como imanes, con la inclusión de los varones. Resulta que marcábamos
para todos.
También
Las Sombrillitas, frente al Gran
Hotel, era otro de los puntos de encuentro, como la pizzería del Gallo, en fin,
pasábamos ratos espectaculares. Iba siempre acompañada por mis amigas más
cercanas: Carmen, Zoe, Isabelita, María Eugenia…, con mi querida prima Lily cuando conseguía darse una escapadita y luego dejó de hacerlo porque se casó demasiado joven. Se iban sumando según los
intereses. Allí nos enterábamos de la próxima fiesta de 15 y cómo conseguir las
invitaciones.
Hablábamos
de música, nos pasábamos de mano en mano aquel disco de The Beatles, nos conformábamos con Nocturno, ese programa musical
de Radio Progreso que hizo época y hasta coqueteábamos un poco. Pese a no
ocurrir en un tiempo tan desprejuiciado como el actual, no éramos tontas ni tontos.
Siempre
había un muchacho a la moda o de moda, que no es lo mismo aunque por lo general
era el mismo. Si queríamos encontrar
a nuestros amigos ahí estaban. Por supuesto, nos reuníamos por grupo de
afectos.
Mis
14 años me los celebraron en Las
Sombrillitas, todo estuvo a cargo, incluyendo los gastos, de Nelsito Reyes,
un amigo que no sé dónde está y la pasamos súper —como dicen ahora— y bárbaro
—como decíamos entonces.
Hoy
la calle Maceo nada tiene que ver con aquella, ¿su aspecto?, mejoró, es un
bonito bulevar, pero prefiero la otra, con carencias incluidas. Las personas
andan apuradas de aquí para allá en compras en las tiendas o “por debajo del
telón”. No veo grupo de amistades como otrora,
la nostalgia queda, más aún nuestras huellas. Son tan fuertes las vivencias, y
hasta los secretos de esa calle, que ni el más perfecto remozamiento los
destruiría.
Si
algún lector coincide o no con lo dicho aquí puede comentarlo y hasta propiciar
un saludable debate entre camagüeyanos, claro, con la premisa del respeto, ese
que ofrecíamos y recibíamos entre amigos.
Cuqui, tienes la razon , estara mas arregladita ahora, pero era maravillosa en aquella epoca, ademas es una incomodidad que los Taxis no pueden entrar hasta el Gran Hotel y no le hayan hecho una entrada por Estrada Palma (Ignacio Agramonte. Se ve muy bonita, no te lo voy a negar y muy limpia y pulcra, pero el no al transito no me convence...Y si, aquella epoca fue maravillosa. Y gracias por tu blog, siempre agradable y con mucho gusto.
ResponderEliminarAndrés:
EliminarMil gracias por tu entrada y tus elogios. Coincido contigo, y sí esa época fue maravillosa para nuestra generación. También estoy de acuerdo en que es una incomodidad para los autos que deben llegar hasta el Gran Hotel, espero se encuentre alguna solución...
Al fin pude entrar!, pero una pena, pues cortito de tiempo...
ResponderEliminarYa husmearé y comentaré...
Besos y gracias por estar de PepitoGrillo.
Angel Mendoza
Mendo: Me alegra que dejes tus huellas por aquí también, nada de pena, cuando tengas tiempo me das tu opinión, besitos miles...
ResponderEliminarUno elige como por instinto, una calle de su pueblo, esa donde ha vivido o vive cosas. De allí las atesora en sus años, las va viendo cambiar pero a pesar de cualquier galantería de los servicios públicos para con ella, la seguimos mirando con los ojos de antes, y ella parece acomodarse a al añoranza de nuestro corazón.
ResponderEliminarHola José:
EliminarCreo lo mismo. Los de mi época la hemos visto cambiar, pero ahí han quedado muchos de nuestros sueños; unos logrados, otros no, por supuesto, pero ahí están acomodaditos en esas añoranzas de nuestros corazones, como bien dices...
Hola:
ResponderEliminarCreo es mi deber agradecer a todos los que han dejado sus comentarios por Facebook. Solo el entrar al blog, leerlo y dar su opinión vale mi agradecimiento, sea donde haya sido, cariños a todos...
Cuqui que lindo tu comentario y como hizo recorder,nuestra epoca de oro,que como bien dices nada tiene que ver con aquellos maravillosos tiempos de estudiantes que vivimos y disfrutamos,te felicito y sigue escribiendo,un beso para ti Ana Maria
ResponderEliminarEl comentario anterior de Ana María lo colocó en mi blog: CuquiSalud.blogia.com y ahora lo reproduzco y le respondo aquí.
ResponderEliminarAna María, qué sorpresa. Gracias por leerlo y comentar y sí, nuestra época fue de Oro. Puedes acceder a mi otro blog por aquí: http://bit.ly/10hb2oc o por http://bit.ly/10tn4sm y verás algunas publicaciones relacionadas con ese tiempo de nuestras vidas, como esa linda edad de los 15...,Ah!, mi nuevo blog se llama: Crónicas con un final no anunciado, con dirección: cuquivilato.blogspot.com , besitos para ti y un abrazo para tu esposo...
Al fin pude publicar mi opinion en tu blog,aunque un poco tarde me quede con los de,seos y aqui estoy,que bello recuento el q haces de veras es una nostalgia para todos los camagueyanos revivir por tu bella cronica tan detallada los tiempos tan lindos vividos en aquella epoca tan prodigiosa,sin dejar pasar por alto la belleza de nuestras calles y laberintos,queahora han echo de ella con la reanimación arquitectonica y cultural una.ciudad mas bella de la que todos los camagueyanos nos sentimos orgullosos gracias cuqui y felicidades
ResponderEliminarEsperancita:
EliminarNada de tarde amiga, nunca lo es para lograr algún empeño y como este tiene que ver conmigo, te lo agradezco más.
Yo soy la más gratificada con personas que como tú toman un poquito de su tiempo, que nunca sobra, para entrar, leer y encima, opinar.
Sí, los camagüeyanos sentimos ese sano orgullo.
Un besito...
Cuqui,porque eres mi Amiga, hoy pude entrar a tu blog, en el que está la crónica de la calle Maceo. Cuánta belleza de estilo y cuántas verdades sazonadas con recuerdos. Qué tiempos imborrables. El agradecimiento no alcanza por despertar en la memoria toda nuestra juventud¡¡¡. Eres especial, siempre lo fuiste, bueno Aries al fin jajaja, yo también lo soy, viste que modesta. Por supuesto es broma, pues ni por un minuto pretendo llegar a tu altura como ser humano y compañera. Mis felicitaciones por tus bondades, por el talento y la humildad que te adornan. Sigue dándonos esos regalos al espíritu. Te quiero. Gloria del Río González
ResponderEliminarGloria, amiga, qué lindo todo eso, me has puesto colorada, ja ja ja. En ese blog trato de escribir cosas así, que le lleguen a las personas como mismo las siento. Modestia aparte, en mi casa todos somos Aries, así es que imagínate. Tú llegas a mi altura y la sobrepasas, esa es una verdad indiscutible. Trataré de seguir ofreciéndoles esos "regalitos" que nos muevan el piso de vez en cuando. También te quiero, un beso!!!!!!!
EliminarMigdalia Fernandez
EliminarCuqui que alegría leerte desde bien lejos,me has llevado a recordar monentos muy bonitos, quién no dio vueltas por el comercio,en ambas direcciones, más atrás en el tiempo aquel caballito del Ten Cent.bueno gracias,besos de Lula y míos.
ResponderEliminarHola imagino eres Pedrito. De cualquier manera mil gracias por detenerte a leerme y por tu lindo comentario. ¿Cómo olvidar ese caballito y esos tiempos?, imposible, besos para ti, Lula y tu hijo, mi cariños siempre
EliminarCuqui gracias, no había leído está crónica, bellísima, todos nos hemos llevado un pedacito de la calle del comercio para nosotros. Qué felices fuimos con muy poco. Por supuesto la contemporaneidad le ha traído muchas cosas a ese entorno y otra velocidad, pero siento que nos ha perdido a muchos de nosotros .Cuando la convirtieron en bulevar por primera vez y estuve en mi Camagüey, y pregunté que habían hecho con las líneas del tranvía y me dijeron que las sepultó el asfalto. Se imaginan a Camagüey como una ciudad patrimonial moviendo un tranvía por su centro histórico, sensacional.
ResponderEliminarHola, me escribiste como anónimo y no sé quién eres? Te agradezco el que me hayas leído y tu linda opinión. Sería genial contar con ese tranvía. Y sí, sin dudas, fuimos muy felices. Gracias mil...
EliminarLo leí 10 años después de haberlo escrito tú y me ha encantado!❤️
ResponderEliminarHola, aunque no sé quién eres, te agradezco el comentario y que te haya encantado. Mil gracias!!!
EliminarPues claro que coincido contigo completamente, yo que vivía tsn cerca de lo qué llamábamos el comercio; recuerdo que cada noche temprano salía con mis amigas a dar vuelta como un trompo y mi parada obligada al salir del Pre era el Coppelia o las Sombrillitas, mis helados favoritos eran el de chocolate y el de moscatel.
ResponderEliminarConclusión; fueron momentos hermosos e inolvidables de una época donde existían más comunicación humana que tecnológica. Gracias Cuqui siempre tan amena en tus escritos.
Yane, la cuestión es que los comentarios entran a mi dirección de correo primero y yo los autorizo.
EliminarQué tiempos aquellos amiga querida!
Mi sabor favorito de helado: el chocolate, después?, el chocolate, siempre el chocolate.
La comunicación que teníamos era fabulosa, no la cambio, claro, si diéramos marcha atrás a la máquina del tiempo, porque nos conviene la tecnología actual, así sabemos la una de la otra.
Gracias por tu comentario y tu opinión amiga, y no te preocupes, sale anónimo y si deseas pones el nombre al terminar.