El título no se aviene con la verdad tácitamente porque solo he tenido un papá:
Rafael Ángel (Pipo) (1907-2005) y como digo siempre, aunque fallecido, lo pienso en presente. No puedo hacerlo de otra manera. De él he dado a conocer algunas cosillas en mi blog.
Este post lo considero obligado por ser hoy el
Día de los Padres, a él se lo debo y a los otros también y ya verán por qué. Para mí esa frase tan manida que a veces se torna cierta de tanto que la repiten, de que padre es cualquiera es tan absurda e injusta que me mortifica.
Albergo en mi mente y en mi corazón cuánto amor nos entregaba mi padre a mi hermano y a mí, cómo nos hablaba, tan preclaro en las cuestiones de la vida toda, tan adelantado a su tiempo, y tampoco olvido el amor y la devoción que le profesaba a su padre, mi querido abuelo
Pedro, cómo nos contaba con pasión que al graduarse de Abogado en la Universidad de La Habana su primer choque de abogado defensor fue cuando lo hizo con su propio padre.