Lo primero es disculparme,
¿con quién?, con este blog al que tengo abandonado desde, bueno, no importa, ya
estoy de vuelta, y él sabe que lo quiero.
Como casi siempre para esta
fecha en que se acerca el fin de año son muchos y muchos los recuerdos, esta
vez no ha sido la excepción. He conversado varias cosas alrededor de mis padres
y este cuentecito que hacía mi papá se los comparto.
Confieso que no sé de dónde
lo sacó, si fue del gremio de abogados, profesión a la que dedicó toda su vida,
la verdad no sé. La cuestión es que él decía que un individuo —así, individuo, modo de decir que utilizaba a
menudo—, fue condenado a muerte por asesinato.
A ese hombre alguien lo “bautizó”
como: Vela de muerto. Desde que
llegó al mundo de los vivos por dondequiera que pasaba le gritaban: ¡Vela ‘e
muerto!, ¡Vela ‘e muerto!
Y un mal día se obstinó,
agarró lo primero que pudo y zassssssssssss, le arrancó la vida a ese que
gritaba sin el menor pudor ni ánimo de controlarse.
El día del juicio, el
abogado defensor comenzó su alegato así: “Señor presidente, señores del jurado”,
y volvía: “Señor presidente, señores del jurado”; y otra vez: “Señor
presidente, señores del jurado”; una y otra vez, hasta que…No, ustedes, los
lectores, no se aburran, lean el final, ¿ok?, este no es el cuento de la buena pipa.
Qué imaginan que sucedió,
pues ni corto ni perezoso el presidente del tribunal se dirigió en muy mala
forma al abogado de la defensa y le dijo: “Doctor, ¡por favor!, acabe de una
vez, ¿qué le sucede?, ¿hasta cuándo tendremos que escuchar lo mismo?"
El abogado de la defensa
respondió satisfecho: “Usted está alterado porque repetí lo mismo solo unas
veces, ¿se ha puesto a pensar cuánto ha soportado mi defendido?, Toda una vida
y se cansó!!!!"
… amiga… Agradecerte inmensamente de antemano por llegarte… como siempre… con tan maravillosas anécdotas. Esta con su dosis perfecta que educa y nos detiene a reflexionar. Siempre hay una gota que colma el vaso, un grano de arena que nos termina cansando y alguna que otra reacción involuntaria para comprender el daño que se puede hacer a los demás.
ResponderEliminarSabia anécdota en su absoluta dimensión. Un millón de gracias por compartírnosla y otros cientos de abrazos bien fuertes desde la orilla de Tu-Mi mar. Que tengas un lindo día…
Amigo, y yo te agradezco tus elogios y puntualidad en el blog. Eres único!!!
EliminarSí, es un cuento que puede parecer hasta gracioso, pero nos hace reflexionar acerca del respeto hacia los demás, por supuesto, no hay quien esté facultado para llegar a ese exceso; sin embargo, la vida tiene sus cosas, como diría la canción.
¿Sabes?, mi padre decía que quien le faltara el respeto a alguien con problemas mentales estaba peor y coincido con él.
Me llegó esa brisa de la Orilla de Tu-Mi Mar que me hace tanto bien. Otro lindo día para ti...
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ResponderEliminarOfrezco mis disculpas, este comentario fue eliminado porque algo hice mal...
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