Hay cosas
que cuando nos suceden no les damos importancia; sin embargo, al paso
del tiempo, quizá por la caída de los años nos ponemos a
pensar y vienen a la mente cosas hasta insólitas o de poco valor.
Desde
niña mis padres nos acostumbraron, a mi hermano y a mí, a asistir a
todo aquello que llevase cultura, con especial preferencia hacia el
ballet, los conciertos de la Orquesta Sinfónica, o a funciones que
artistas del país o no ofrecieran en alguno de los teatros.
Más
crecidita comencé a salir con mis amigas y amigos. Nor María, quien
estudió ballet y hoy es una reconocida profesora de ese difícil
arte, era y es, mi amiga y vivimos muy cerca por algunos años.
Ella y yo
decidimos asistir al Teatro Tasende, de la calle Popular de la ciudad
de Camagüey, Cuba, hoy no utilizado para esos menesteres con igual
asiduidad. Vino de la capital un cantante muy de moda entonces y al
que prefiero no nombrar por razones obvias.
Entró a
escena a su hora, impecablemente vestido, y con su linda voz comenzó
a deleitarnos con su arte, para mí con uno de los instrumentos más
difíciles porque depende en todo del cuerpo humano.
Insisto
en que el espectáculo empezó como debía ser. Escuchamos la primera
de sus canciones y el público, como siempre se dice del camagüeyano,
presto a aplaudir por justo reconocimiento; luego vino la segunda
canción y creo que hasta la tercera, y comenzamos a escuchar una voz
como decimos, de "ultratumba" que decía y repetía de vez en vez algo
que no entendíamos.
Nosotras
y el resto del público comenzamos a tratar de oír qué sucedía,
imagino el rato amargo que pasaba aquel artista que con micrófono en mano no dejaba de
cantar, pero se veía inquieto.
Aquel casi susurro se apaga y volvía a empezar, Normy (así le digo a mi
amiga), y yo no éramos la excepción, la distracción se apoderaba
de nosotras como del resto de los asistentes. Mirábamos a uno y otro
lado y aquello se iba en el espacio como por arte de magia, hasta que
entendimos algo como “pata”.
Nos
preguntábamos muy bajito qué haría una pata allí, los animales no
tenían por qué estar y, además, no veíamos a pata alguna. Aquel
cantante seguía adelante quién sabe con cuanta incertidumbre. La
voz del hombre, ya sabíamos al menos que era un hombre, empezó a
aclararse y oímos algo así como: “pata derecha”.
Decidimos
dirigir nuestras miradas hacia el lado derecho y nada, no
encontrábamos la respuesta. De momento aquella voz impertinente, sí,
porque además de maleducada era impertinente empezó a aclararse y a
escucharse, el susodicho decidió dar rienda suelta a sus pulmones y a todo dar
decía: ¡Suéltale a la pata derecha!, ¡Suéltale a la pata
derecha!, ¡Suéltale a la pata derecha!, y se apagó. Una de las
acomodadoras del teatro, acompañada por alguien más fue hasta la
butaca del implicado y lo sacaron. Algo inevitable.
¿Imaginan
cuál era el asunto?, pues que el pobre cantante que ya no sabía
cómo desenvolverse, muy bien vestido no se dio cuenta, ni su
diseñador ni su vestuarista, que la pata derecha de su pantalón era
un poquitín más corta que la izquierda. De seguro aún, porque
todavía aparece de cuando en vez por la televisión, chequea el
último detalle de costura. Aunque no lo crean al
escucharlo, pese a que no es de los más presentados en la televisión
cubana, no sé el porqué, y aunque me apena, también me río. Tuvo
la suerte de que el público se comportó con mucha elegancia, no le
hicieron el juego al indiscreto. Ese vocero “especializado” en
vestuario dejó su impronta, no sin una cuota de mala educación,
pero a no dudar simpática.
...inmensa alegría la de saberte de regreso. Mejor aun cuando lo haces acompañada de tan simpática vivencia. Entre el querer degustar de la historia más el no parar de reír porque te las has ingeniado para que no pueda, me he quedado deseoso de leerte. Un fuerte abrazo… que tengas muy buen día desde la orilla de Tu-Mi mar.
ResponderEliminarAdanys, amigo, tú eres el que me haces reír porque nunca he tenido un lado cómico y menos para escribir. Solo que hay cosas que suceden y son así. Puedes estar seguro que ni le quité ni le puse.
EliminarEstoy en la búsqueda de datos para lo que te comenté por mensajes. Espero hacer algo pronto.
Otro fuerte abrazo para ti y no solo esperes leerme para que yo sepa de ti, otro fuerte abrazo para con un lindo día que te llegue a la orilla de Tu-Mi Mar. Gracias mil!!!!