viernes, 28 de abril de 2017

Gracias mil



Foto de Otilio Rivero Delgado.
Hace unos días me martillaba el cerebro. Pensé se había cometido una injusticia con mi hijo, de hecho lo fue, solo que ahora veo las cosas de otra manera.
Cuando Orielito, mi razón de vida, comenzó sus estudios de violín, primero de manera particular con solo 5 añitos, luego en la Escuela Vocacional de Arte Luis Casas Romero, de Camagüey, Cuba, con 7, fue como si se llevaran a un niño y trajeran a otro.
Decidió, él solito, cambiar sus juegos infantiles con sus amiguitos más cercanos
—Jorgito y  Miguel—, para adentrarse en otro mundo, el de las cuerdas. La hora de levantarse era tan temprana que pensé no lo resistiría, eso sí, comenzó a acostarse a su tiempo, ¿la llegada de la escuela?, nunca antes de las seis de la tarde.
Fueron años de mucho estudio. Debía llevar a la par el instrumento, las asignaturas propiamente de música y las de escolaridad, todo sin el menor descuido. Se lo exigían en el colegio y nosotros, sus padres, en casa.

Así transcurrió el tiempo, con más alegría que sinsabores, aunque hubo de todo y aclaro algo, así pasa con los chicos que dedican su infancia a disciplinas artísticas o deportivas, no quiero ofrecer la impresión de que me refiero a algo sobrenatural o único en su clase, como diríamos en buen cubano.
Cuando terminó su noveno grado me entró una incertidumbre enorme. Creí era la hora de que escogiera otro camino para llegar a la Universidad. Modestia aparte, sabía que era capaz de enfrentar la carrera escogida, con estudio y talento, pero no hubo quién lo convenciera, dijo no, y fue no.
Cual suerte de una estrella, muy parecida a la mía, y no sé si tendrá relación con la fecha de nacimiento, el mismo día, casi a igual hora, con 35 años de diferencia, pero las cosas no se le dan fáciles.
Para iniciar sus estudios en la enseñanza artística —de nivel medio— se presentó a los exámenes de ingreso aquí y los aprobó, decidió entonces irse a Holguín, más exámenes de ingreso y también lo consiguió; luego, por recomendaciones médicas que no creo necesario relatar, debía regresar a su Camagüey, y de nuevo exámenes de ingreso, no le tuvieron en cuenta los anteriores. No importó, aprobó de nuevo. Quiere decir, que se sometió a ese estrés en tres ocasiones para un mismo objetivo, con casi seis meses perdidos de clases que recuperó con un esfuerzo tremendo.
Llegó la hora de su graduación y ese es un capítulo en el que prefiero no adentrarme en detalles. Lo consiguió hace nueve años y pese a varios tropiezos y acciones poco éticas, salió adelante. Se preparó para el ingreso al Instituto Superior de Arte (ISA), mediante curso regular y ese año no abrió la línea de violín. Escribí al Ministro de Cultura y respondieron que la situación se mantendría por dos años. No había maestros; sin embargo, en el curso siguiente todo se normalizó.
La ubicación parecía increíble, con tanta falta de violinistas en la Orquesta Sinfónica de Camagüey, daba la impresión de que no era así. Él y otra compañerita iban fuera de la provincia, algo que no pudo ser por cuestiones que tampoco comentaré.
Pasaron, ambos, meses de un lado a otro. En la Orquesta de Cámara no podían tocar, porque según nos decían no tenían una autorización, no sabemos de quién, y así transcurrieron unos seis meses más. Era como si le tuvieran reservado medio año sabático de vez en cuando.
Al fin, fue ubicado en la Sinfónica –aclaro que la amiga también--, y más adelante en la Orquesta de Cámara, donde tocaba al lado de José Varona, el Concertino, y su profesor de muchos años. Estábamos felices.
Pasó el tiempo y pasó, y desgraciadamente José falleció, le tocó a él asumir esa responsabilidad para lo que debimos hablarle y hablarle, estaba negado porque decía: “así no quiero”. Lamentaba tanto la muerte de su Maestro que, al parecer, creía era un sacrilegio sustituirlo. Le convencimos, incluso con parte de la familia de José, de que esa era la mejor manera de honrarlo, y haciéndolo bien.
Más adelante le hablaron para integrar un Mariachi, lo aceptó con agrado y llevaba sus tres trabajos con responsabilidad, porque es responsable, y lo disfrutaba.
Aclaro que mi hijo cuenta muy poco sus sucesos laborales en casa y si de disgustos se trata menos aún, sí nos enteramos, por fuera, que en la Orquesta de Cámara había ciertos sucesos, malas formas a la hora de llamar la atención, desprecios, humillaciones. Es comprensible que no estuviéramos de acuerdo con actos así, le preguntamos y siempre respondía que no había de qué preocuparse, era una práctica con todos, no sentía que él era el “elegido”.
Pasó el tiempo y pasó. Siempre cumplía con esmero en sus tres trabajos. En la Orquesta de Cámara se necesitó de ensayar sin descanso y el Mariachi cedió sus días, a él y otro violinista, hubo compresión.
A la semana siguiente sale a la luz la misma situación, sin mediar comunicación entre directivos de los grupos, y Orielito trató de que un ensayo fuera trasladado para la mañana y así todos quedarían satisfechos. No se consiguió, él y el otro joven asistieron al del Mariachi y hasta allí las clases. Le dijeron a sus compañeros de la Orquesta de Cámara que ellos habían decidido quedarse con el Mariachi por falta de sentido de pertenencia hacia esta, serían dados de baja y punto.
No sé de momento ¿qué es sentido de pertenencia?, pues estuvo trabajando alrededor de seis meses sin cobrar un centavo y poco más de dos años con la responsabilidad de Concertino sin devengar el salario que correspondía, entonces, ¿de qué sentido de pertenencia me hablan?
Después conocimos que el discurso cambió, entonces era: “Boté a los dos primeros violines”.
Como dije al inicio, sentí había sido una injusticia y lo digo ahora, me dolió. Pero, ¿saben algo?, llegó un alivio tremendo. Ya no siento angustias como cuando mi hijo salía a esos ensayos. Como sé es decente y respetuoso, estaba segura de que seguiría sin responder a insultos y amenazas y eso daña el alma y mucho, y si el alma se daña, la salud sufre igual. Por eso ahora doy gracias mil a todo lo ocurrido. Tengo tranquilidad en mi alma, y sé él también. Está seguro de haber aguantado demasiado, creo es de lo más que se arrepiente.
Al final de la historia, más experiencia. La próxima, porque la habrá, pues juventud y deseos le sobran, ya sabe que debe mantenerse respetuoso y decente, eso sí, con la respuesta que le faltó antes y una retirada a tiempo si fuera necesario. Gracias mil por la tranquilidad que experimento ahora.

10 comentarios:

  1. ES UN COMENTARIO RAZONADO, SIN APASIONAMIENTOS. ES UNA LÁSTIMA QUE HAYAN PERSONAS QUE ACTÚEN DE UNA MANERA INADECUADA COMO LO SUCEDIDO CON ORIELITO. LOS MALOS IRÁN QUEDANDO EN EL CAMINO.
    http://cuquivilato.blogspot.com/2017/04/gracias-mil.html Atiénzar

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    1. Gracias por tu opinión, ¿sabes?, soy incapaz de desear mal a alguien, no es mi estilo, pero la vida se encarga de acomodar las cosas. Gracias de nuevo

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  2. La vida a veces es muy dura pero todo vuelve a la normalidad y como dicen aqui, lo que va viene. La maldad nunca triunfa. Cuando yo estaba en segundo grado estaba en el Colegio Edison...me partí el brazo derecho jugando y me lo enyesaron. Cuando me quitaron el yeso el dolor para coger el lapiz era horrible y la maestra de tiraba del pelo y me daba reglazos y me humillaba delante de todos, porque decía que yo no servía para nada. Horrible, pero todo gracias a Dios pasó...Nunca se lo dije a nadie...Y sabes que? La desgraciada me hizo mas fuerte.

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    1. Así es Andrés, tienes toda la razón.
      Quién no tiene una anécdota de estas, es difícil, y también coincido con eso de que uno se crece y se fortalece.
      Te agradezco el entrar, leer, y comentar...

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  3. Nada en estos ámbitos me es
    ajeno ni asombroso miles son las historias y lo he vivido en carne propia con el mío. Qué creerán los,directivos de estas entidades , que pueden ir por la vida pisoteando al resto de los mortales??, o en nombre de lemas como el famoso "sentido de pertenencia" y otros tantos pueden manipular el talento y la inteligencia de los demás??. No saben ni lo que significa esa frase porque el único sentido de pertenencia que tienen los seres humanos es sobre sus vidas, sobre sus pensamientos y decisiones y nadie puede irrespetar ese derecho. Por eso amiga querida, Enhorabuena para Orielito triunfó y ganó a la vez. Juventud y talento le sobran para abrirse caminos dignos en otros lugares donde respeten su valía.
    Gloria Maria Del Río Gonzalez

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    1. Gracias amiga, sé has pasado por situaciones similares, y sí que triunfó, y de qué manera. La tranquilidad vale más que todo el dinero de este mundo, además, no tiene algo que le pese en su conciencia y eso es vital. Mis cariños.

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  4. ...qué decirte amiga??? Qué excusa inventarme para justificar mis despistes por estos días??? En varias ocasiones he pasado a leerte pero como si fuesen solo segundos los que me quedasen de vida. No me perdono la demora en detenerme por un instante a comentar tan sentidas palabras ante la injusticia… sobre los que se andan siempre con el alma en la mano.
    No conozco en persona a Orielito. Pero conociéndote a ti tengo la absoluta certeza de que de tal madre tal hijo y consigo o bien con ustedes, perdura la conciencia de militar –como bien diría Fidel- en el bando de los impacientes… en el bando de los apurados, de los que siempre presionan para que las cosas se hagan, y de los que muchas veces tratan de hacer más de lo que se puede.”
    Contratiempos como estos sufrimos la inmensa mayoría… pero creo son ellos quienes nos terminan haciendo más fuertes en la vida. A ellos les debo el investigador que soy actualmente en el CIM desde la retrospectiva del ser humano que se aferra a la vida tanto como al poder de las palabras, y los principios que lamentablemente escasean por estos días.
    Me alegra inmensamente la tranquilidad que experimentan ahora. Que tengas un día lleno de cosas buenas todas, amiga. Mi incondicional apoyo a Tu razón. Un fuerte abrazo rompe-huesos a todos por allá mientras les deseos un maravilloso fin de semanas lleno de cosas buenas todas...

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    1. ...Nada de excusas amigo mío. Todos andamos apurados, hasta quienes como yo debemos ir cogiendo el paso.
      Ahora te comento sin apasionamiento de madre, Orielito es mejor persona que yo, de eso puedes estar seguro, es por eso que siente una tranquilidad pasmosa, y sí trata de hacer más de lo que puede.
      En este caso, aparte de la injusticia, también faltaron eso que dices: principios, y algo que cuando falla es que nunca la hubo: amistad.
      Los contratiempos nos fortalecen si lo sabré yo, ja ja ja, lo que en ocasiones nos sorprenden al llegarnos de ciertas personas.
      Puedes estar tranquilo y seguro, nos quitamos un peso de encima, más bien una carga pesada.
      Gracias por tu apoyo y tus buenos deseos. Igual para ti, te deseo el más feliz de los días, y el más feliz de los fines de semana.
      Otro abrazo rompe-huesos de todos los de acá...

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  5. AMIGA, profesora, compañera de tantos años. Solo te diré que virtudes y defectos tenemos todos los seres humanos, pero las miserias humanas, son las que laceran el alma ajena y con el tiempo, incluso, suelen matar a quienes disfrutan hacerlas. Orielito, tú hijo, lo conozco desde que era un niño. Él es una persona buena, honesta y sencilla, estoy segura que nada lo detendrá y mucho menos nada podrá nunca mellar su empuje y profesionalidad.

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    1. Amiga, eso de profesora me queda grande en verdad, pero no es el asunto.
      Tienes toda la razón del mundo, solo que esas miserias humanas dañan, pero al final hay que sacar de cada una la enseñanza que te hace más fuerte y ofrece la posibilidad de diseñarte nuevos retos y más difíciles, los que espero, a mi hijo no le falten porque lo merece y se esfuerza cada día.
      Gracias por dedicar parte de tu tiempo, primero en leer y luego en comentar.

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