sábado, 20 de abril de 2013

31 de marzo

En la foto, Orielito: Mi mejor regalo.

Este día ha sido muy especial para mí. En esta misma fecha he estado en tres ocasiones en salones hospitalarios. La primera fue de parto en la antigua Colonia Española, hoy hospital pediátrico Eduardo Agramonte Piña, de Camagüey, donde mis padres estaban asociados y luego sus hijos. Los detalles los conté en otra ocasión, de ahí esta sugerencia de enlace.

Quiero decir con esto que me parieron ese día de 1954 a las siete y quince de la mañana, según me contaban, por supuesto, no puedo acordarme. Luego, en 1966, el día de mis 12 años, estuve en un quirófano del actual hospital universitario Manuel Ascunce Domenech. Me ingresaron en el 5to. piso cuando era la sala para niños, dirigida por el reconocido pediatra Dr. Mario Acosta Sóñora (ya fallecido), mi vecino, además. De ese día recuerdo que me puse malcriada y le dije al cirujano que si pretendían anestesiarme con la general me bajaba y me iba. Él  llamó al especialista en Anestesiología y Reanimación para convencerme y no lo logró, o sea, me pusieron la local que yo quería y me porté muy bien, al decir del médico a mis padres: “Como toda una mujer”.
El tercer suceso, no por ser el último es el menos importante, todo lo contrario. En esa fecha de 1989 volví a un salón de partos, esta vez en el hospital Materno-Infantil Ana Betancourt, de esta ciudad de Camagüey, a las siete de la mañana parí a mi único hijo: Orielito todavía hoy para mí, al cabo de sus 24 años.

Cuando me anunciaron que estaba embarazada me pareció el despertar de un sueño, después de acudir a cuanta consulta pude aquí y en la capital, con el equipo que lograba los bebés in Vitro, sin que encontraran obstáculo alguno, me dieron como posible fecha de parto el 25 de marzo, día del cumpleaños del papá del futuro bebé y al salir de la consulta le comenté: “Ni te ilusiones con eso, porque yo me lo voy a regalar el día 31”, fue como una premonición o algo así, no llevaba cuenta alguna y así fue, él es mi mejor regalo. Quería varón porque ya tenía a mi hija-sobrina Grétel (mi otro tesoro), quien conversaba con él desde que estaba en la barriga.

Nacimos mi hijo y yo el mismo día, con 15 minutos de diferencia. Hice un embarazo envidiable, me creía la única mujer en estado de gestación de este mundo, aunque en el parto tuve mis complicaciones. Fue rápido, pero instrumentado, creo que me quedé sin sangre y me enfriaba de los pies hacia arriba, así se lo hice saber a la doctora que me asistió. No lograban “encontrar” mi presión arterial y al aplicarme la primera transfusión sanguínea me salieron ronchas de sobra. Aún así sabía que iba a estar bien. Por suerte mi hijo no tuvo problema alguno.

En una ocasión, poco antes de salir embarazada, un médico de otra provincia conversaba conmigo en un evento de Cardiología Infantil, y sin saber que yo no tenía hijos, dijo: “La mujer que pare tarde por lo general tiene su hijo con tales o más cuales problemas, o de lo contrario le sale inteligente y alérgico”. Enseguida le respondí: “Ojalá yo esté en el segundo grupo”. Él quería morir de la pena, ya estaba dicho y para más hecho. Me salió inteligente y alérgico.

Cuando mi hijo supo que yo compartiría algo así un día como hoy en mi blog se inquietó y me dijo: “Mamá no te pongas con ñoñerías”, por favor, quiero leerlo primero. Como casi siempre, lo voy a complacer.

Si él pretende quitar algunas de las cosas por las que me enorgullezco de él, entonces no voy a ceder. Y aquí comienzo. Cuando aseguro que Orielito es mi mejor regalo y mi obra más perfecta ni miento ni lo hago con ceguera maternal, nada de eso. No me considero una madre consentidora, sobreprotectora, ni otras cosas más. Nunca lo he “malcriado” porque siempre me dije que lo iba a tener para que pudiera desenvolverse y los demás lo quisieran y creo, lo he logrado.

De entrada, mi hijo es mucho mejor que yo. Estudió siempre por propia voluntad, como es natural le gustaba jugar, en fin, cosas de niño. A sus cortos cinco años tuve que ponerlo a estudiar violín con una profesora (Beba) en su casa. Todavía no había comenzado la escuela y aprendió las notas por los deditos, no sabía leer ni escribir.

Comenzó sus estudios en la escuela primaria Conrado Benítez y a pesar de estar allí solo hasta segundo grado, sus maestras y la secretaria docente me paran en la calle para saber de Orielito porque era un niño ejemplar.

Con siete añitos entró en la Escuela Vocacional de Arte Luis Casas Romero, previo examen de ingreso y cayó en las manos de Ángel Muñiz, un joven profesor de violín, que adoraba a sus alumnos, les enseñaba una técnica exquisita y era implacable a la hora de exigir, algo que todavía le agradezco.

A veces me daba lástima ver cómo pasaba su niñez sin disfrutarla a plenitud, era mucha la carga de estudio y llegué a proponerle más de una vez el regreso a su antigua escuela, y él me respondía: “Mamá no te preocupes, yo me sacrifico”.

Un buen día llegó con la historia de que entraba en la adolescencia, se lo habían dado en la escuela. Me dijo vas a tener que entenderme porque los adolescentes sufrimos cambios hormonales…, y yo le respondí: “Es cierto, entonces tú me comprenderás a mí que entro en una etapa nueva: el climaterio”. Algo sorprendido se interesó y cuando le respondí llegó a esta conclusión: “Entonces veremos cómo llegamos a un acuerdo”. Fue algo simpático, y a la vez nos unió de una manera que en esas etapas nunca hubo gritos, peleas. Todo transcurrió con entera normalidad.

Vuelvo a sus estudios. Más adelante pasó a ser alumno en su instrumento de José Varona hasta el noveno grado, quien nunca lo abandonó hasta ahora que falleció hace apenas unos meses. Tocaban uno al lado del otro en la Orquesta de Cámara, donde José era el Concertino, al igual que en la Sinfónica. Y digo que nunca lo abandonó porque Orie le consultaba los programas que le ponían. José siempre le echaba un vistazo, y se puso muy orgulloso cuando se graduó en el 2008 del Conservatorio José White y tres años más tarde alcanzó el Primer Nivel en su evaluación.

Gracias a José disfrutamos del concierto del Maestro Frank Fernández, cuando vino a Camagüey y fue acompañado por la Orquesta Sinfónica (donde también toca). Solo teníamos una entrada y mi hijo me dijo: "Mamá, si papá no consigue cómo entrar, te quedas afuera". Antes de comenzar lo conversé con José y este salió a la búsqueda de otra entrada y lo logró.

Hemos tenido suerte. Orielito organiza su vida. Se levanta sin ser llamado, es puntual, estudioso y amante del deporte. Cuando hay algún evento deportivo de importancia, lo ve un rato, coge su violín y estudia, lo suelta, no deja de estudiar y hace ejercicios todos los días, dice que lo desestresa, ¡ah!, no come jamás antes de tocar en público.

Él también tuvo suerte. Tiene un padre muy especial, un poco más consentidor que yo, y unos abuelos tremendos. Él quería mucho a su abuelita paterna, así le decía, a su Pipo, mi padre y a mi madre, esa abuela en las condiciones que está creo la quiere más y le duele verla tan frágil.

Y nosotros también, él como una suerte de ángel que siempre está cuando lo necesitamos. Sé que un día volará con alas propias, hará su familia, porque como le he dicho varias veces: “Soy tu madre, no tu amuleto”. Siempre le he hecho saber que lo quiero, lo beso al acostarme, al salir, cuando llego. Aclaro, todas estas suertes las escribí a propósito.

Comparto esta experiencia que sé es la misma de muchas madres; sin embargo, el motivo de la coincidencia del nacimiento no es muy común. Confieso que nunca me he cansado ni me cansaré de hacerle saber a mi hijo, con cariños y con hechos, que lo amo; y al parecer él tampoco se ha cansado de oírlo y reconocerlo.

Foto: Otilio Rivero Delgado


9 comentarios:

  1. Hola:
    Inicio este blog con el propósito que explico en mi perfil. En el caso de este post aclaro que fue publicado en CuquiSalud.blogia.com el Hermano Mayor de este el 31 de marzo del 2013, entre los TEMAS: Algo sobre mi vida. Originó 22 comentarios, con la inclusión de mis respuestas o aclaraciones.

    ResponderEliminar
  2. Cuqui: Me parece que los cambios ayudan al proyecto que tienes. Hoy veo el blog mejor que ayer, y eso es una gran seña para el futuro. Además de la tuya, la página tiene la marca de Indira; también a mí me ayudó mucho. Verás que esta línea humana encontrará muchos amigos por el camino, en esta época en que los afectos hacen más falta. Suerte y cuenta con mis ánimos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Enrique, amigo: Te agradezco tu entrada a mi nuevo proyecto. Claro que también tiene la marca de Indira, ella fue mi puntal en esto.
      Ojalá encuentre muchos amigos como me deseas. Es cierto, los afectos nos hacen falta en los tiempos que corren a todos. Y otra vez gracias, esta vez, por tus ánimos actuales y los futuros.

      Eliminar
  3. Hermoso artículo! saludos desde mi humilde blog de curiosidades!

    ResponderEliminar
  4. Emilio:
    Agradezco su elogio. Si lo desea déjeme saber cómo entrar a su blog de curiosidades!, que quizá, no sea tan humilde. Gracias de nuevo

    ResponderEliminar
  5. QUERIDA CUQUI, MUY HERMOSO TU ARTICULO,AMIGA, TUS VIVENCIAS, ESPECIFICAMNETE SOBRE EL DÍA 31 DE MARZO,MOMENTOS RELEVANTES PARA TI QUE HAN SUCEDIDO, COINCIDIENDO COSAS IMPORTANTES, EL MEJOR REGALO PARA UNA MAMÁ ES QUE SU HIJO NAZCA EL MISMO DIA DE SU CUMPLEAÑOS.
    TE QUIERE NELLY

    ResponderEliminar
  6. Mi querida Nelly:
    Te agradezco dediques parte de tu tiempo, que muchas veces es bien escaso, primero por entrar y conocer mi nuevo blog, y luego por tener la paciencia de leerme y ofrecer tu opinión.
    Ya sabes, mi propósito ahora es mantener a estos blogs hermanitos, el CuquiSalud.blogia.com al que denomino hermano mayor de este, algo que en ocasiones no resulta fácil porque no llega la musa o por falta de tiempo, pero como me agrada hacerlo, trataré, trataré y trataré...

    ResponderEliminar
  7. Una vez más aqui estoy ,esta vez no solo para decirte nuevamente felicidades como periodista si no como la gran madre q eres, me consta como vecina q fui ,todo el sacrificio q hacian con orielito pequñito con su violin en sus manitas casi al amanecer del día llevarlo para su escuela y regresar al anochecer la mayoria de las veces,pero amiga valió la pena ahi tienes el fruto y la recompensa de tu dedicacion como madre,y claro esta q la mayor de todas es ,el maravilloso hijo q tienes y el gran musico q es y sera,.gratificandote con esto todo tu empeño y desvelo por ser una madre dedicada en hacerlo un hombre de bien. Besitos para los dos y saludo a tu esposo q tambien contribuyo a este logro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esperancita:
      Tengo mucho que agradecerte, veo que te ha gustado el blog y eso me estimula a seguir.
      Además, es cierto eso que dices, modestia aparte, la carrera de mi hijo comenzó muy temprano, y sin el apoyo de sus padres hubiera sido imposible, y sí, he sido premiada con un hijo maravilloso, besitos para ti también...

      Eliminar